Turquía: El golpe es el Estado

[¡la revolución es la libertad!]

El golpe ha sido una constante en este área geográfica desde el golpe militar de 1980, y se ha reproducido tras 36 años la noche del 15 de julio. Muchos edificios estatales fueron tomados algunas horas durante la movilización militar que tuvo como epicentro las ciudades de Estambul y Ankara.

El golpe se inició con el sobrevolar de aviones de combate en Ankara y con el bloqueo de los puentes en Estambul por parte de los soldados, y continuó con la detención del jefe del Estado Mayor, preso como rehén, con el ruido de los tanques y de los disparos por la calle. Muchos edificios estatales han sido alcanzados por los F16 y por los helicópteros, incluso el edificio del Parlamento y el cuartel general de la Organización de Inteligencia Nacional; hubo enfrentamientos armados en muchos lugares entre policía y soldados.

Inmediatamente fue interrumpida la trasmisión de la televisión nacional de Estado y fue leída la declaración de los golpistas firmada por el “Consejo de la Paz en Casa”. Al término del “golpe de cinco horas” Habían muerto más de cien soldados, algo más de ochenta policías y otros tantos civiles en manifestaciones contra el golpe. En total fueron arrestados 2.839 militares, muchos de ellos de alta graduación.

Durante este periodo de 36 años, el golpe como instrumento de opresión, violencia y eliminación politica, fue utilizado por el ejército en numerosas ocasiones como una amenaza. No hay duda para nosotros, los oprimidos, de que el golpe significa tortura, eliminación y masacre de los pueblos en este área geográfica y en estos tiempos. Es evidente que una estructura que toma el propio poder por medio de las masacres que realiza, continuará con estas masacres en nombre de la “protección de la unidad indivisible del país”. El reciente golpe es el resultado de las luchas internas en el Estado entre los diferentes grupos de poder. Seguramente, la existencia oculta de grupos de poder con fuertes ramificaciones incluso en el exterior ha conducido a la ampliación de los protagonistas y de los intereses en juego. De cualquier manera, no hay duda de que quienes han visto su propio poder reforzado despues de este “golpe de cinco horas” son el actual gobierno y el jefe del Estado.

La noche que comenzó como un golpe militar se transformó en una “fiesta de la democracia” mientras el poder del Estado recobraba el control de la situación. El partido de gobierno, el AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), se ha ganado el titulo de “rechazador del golpe” con su victoria, afirmando su legitimación por “haber sido elegido electoralmente”. Durante toda la noche, todos los canales televisivos han emitido transmisiones que han sido útiles para esta victoria y han propagado la ilusión democrática personificada en Tayyip Erdogan. Esta propaganda ha sido seguida incluso por los medios considerados de oposición.

En esta lucha por el poder del Estado, los medios de comunicación no solo se han puesto de parte de Tayyip Erdogan, sino que también han empujado a que la gente saliera a la calle.
Igual que los medios de comunicación, los partidos parlamentarios de oposición no han ahorrado apoyos al AKP desde el comienzo de los sucesos: han caído en la trampa de “prevenir que otros hagan política” gestionada desde el poder del Estado. Su toma de posición de “estar de parte de la democracia y contra el golpe” ha cubierto como una máscara su falta de conocimiento político. Esto indica claramente que en un breve periodo, no se movilizarán por otra cosa que no sea reforzar las políticas de Estado. Definir como “defensores de la democracia” a quienes que repiten “moriré cuando Tayyip Erdogan me lo pida, dispararé cuando me diga que dispare”, que llenan las calles con consignas como “queremos la pena de muerte”, que están dispuestos a linchar a cualquiera que se les adelante, ¿no es esto un signo de estancamiento político de los mismos partidos de la oposición?

Con este golpe y su desmantelamiento, el AKP ha creado las condiciones para llevar adelante una transformación ideológica de la sociedad. Aquel “cincuenta por ciento que con dificultad se quedaba en casa” que eran definidos como una amenaza por Erdogan durante las protestas de Gezi Park, estaba en la calle. La cultura fascista, que es una parte importante de la transformación ideológica que se está llevando adelante desde el sistema legislativo a la vida social, se ha despertado con quienes se movilizan en las calles por impulso del Estado. No es solamente esto; son presentados como personas que estaban tratando de mantener el propio poder democrático… no es dificil adivinar que estas “movilizaciones democráticas” enfrentarán a los oprimidos de diferentes maneras y en distintos lugares. Hemos tenido noticias de episodios de linchamiento contra quien no ha apoyado el reforzado poder del Estado.

Esta lucha entre los grupos de poder para obtener el control del Estado que actúa por encima de las crecientes injusticias economicas y políticas no es otra cosa que la continuación de la autoridad de los opresores sobre los oprimidos, para poder destruir la libertad de estos últimos. No hay duda de que ni la dictadura, visible o invisible, ni las estructuras militares o civiles, ni el golpe, ni las elecciones de poderes políticos que son los enemigos del pueblo, tengan algo que ver con la voluntad del pueblo. Nosotros, que creemos que una vida libre no puede ser creada por un golpe o por las elecciones, reconocemos la esistencia del Estado como un golpe contra la libertad y nuestra revuelta continuará hasta que exista un mundo libre.

El Estado mismo es el golpe, la revolución es la libertad.
Lo que todos necesitamos no es alimentar esperanzas en las luchas entre las autoridades sino saber que la esperanza es la revolución para la libertad.

Devrimci Anarşist Faaliyet (DAF, Acción Anarquista Revolucionaria)
17 de julio de 2016