El militarismo y la guerra llevan a la tortura y el asesinato sistemáticos de miles de civiles, la huida de miles de personas, al desarraigo social, al racismo, la represión y el repudio por parte de la población del país receptor de los refugiados. Significan la sistemática destrucción del patrimonio histórico-artístico y la destrucción de entornos naturales, flora y fauna. Implica la muerte de cientos de miles de combatientes de los bandos beligerantes, mayormente hijos de trabajadores y personas pobres con pocos recursos, cuya entrada en el ejército les permite huir de la miseria y les convierte en carne de cañón. Sigue leyendo
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